lunes, 8 de noviembre de 2010

Los sombreros de Cajamarca

Lo primero que llama la atención en esta población del norte son los sombreros de l@s lugareñ@s, que vienen a ser como los de cowboy pero de dimensiones desproporcionadas, más propios de un disfraz gracioso que de una prenda habitual. Más si tenemos en cuenta la talla media de los habitantes de las zonas andinas. Evidentemente proteger del sol protege, a cada uno de ell@s y a toda tu familia.

Aquí me han llamado gringo unas cuantas veces, ¡¡¡y se sorprenden de que hable castellano!!! Me habré hecho fotos con una centena de niños, todos ellos ataviados con sus pertinentes gafas de sol y posando más chulos que un ocho.

He visitado el bosque de piedra o bosque de los frailones, aunque vistas las formaciones rocosas se me antoja una denominación poco valiente no haber utilizado un nombre un poco más apropiado como: el bosque de los penes.

Y después de tomar un reconfortante baño en 'Los Baños del Inca', el lugar donde Atahualpa estaba cuando Pizarro entró en la ciudad y la encontró vacía, he salido a degustar unos pisco sour con los locals, que entraban como el agua y pegaban como Tyson en los buenos tiempos. Menos mal que me he retirado a tiempo.

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