Llegamos a Aguas Calientes (antesala del Machu Picchu) a eso de las 22h.Sabemos que sólo las 200 primeras personas que lleguen a la puerta del complejo conseguirán el permiso para subir al Wayna Picchu (el pico más alto que aparece en las fotos típicas del monumento). Para ello, nos informan que debemos levantarnos a las 3am para hacer una cola de hora y media bajo las frías temperaturas del lugar y poder acceder a uno de los primeros autobuses asegurándonos así el ingreso. El cansancio de un día lleno de emociones nos aconsejó no realizar un esfuerzo que nos pudiera pasar factura, quizás no teníamos que subir.......... o sí.
Decidimos levantamos a las 6:00am para desayunar y acudir a nuestra cita con el guía en la entrada del santuario, y disfrutar de un espectáculo único en el mundo.
Al filo de las 10am hacen aparición dos amables señoras que, después de haber esperado largas colas albergando la esperanza de ser dos de las afortunadas en recibir los permisos, lo consiguen, para descubrir posteriormente la dificultad que entraña la hazaña que se habían propuesto, decidiendo cedernos su lugar, y es que, la ascensión al Wayna Picchu destaca por ser compleja y agotadora. Suponemos que el Dios Viracoche y el resto de deidades incas recibieron cartas de recomendación de nuestras 'brujitas', y lo que parecía imposible se materializó en realidad.
Y allí que nos fuimos, con 1 litro de agua y la fuerza que proporcionan la excitación y el deseo. La señorita campeona, haciendo frente a los inconvenientes provocados mensualmente por el hecho de ser mujer aún en edad fértil y la ingesta de antibióticos y analgésicos a causa de un dolor de muelas, se plantó en la cima como si con ella no fuera la cosa. Allí arriba contemplamos el paisaje agradeciendo la oportunidad brindada por nuestras dos benefactoras. ¡Gracias!
La ascensión rememorando a los habitantes del santuario y las maravillosas vistas justifican sobradamente el esfuerzo que implica. La forma de cóndor del santuario es claramente visible desde este punto. Una vez más, la suerte se alía con nosotros en este viaje.
Desde el Machu Picchu os invitamos a visitar uno de los lugares más asombrosos del mundo, y uno de los centros de energía más brutales que hayamos visitado.
De vuelta a Aguas Calientes, un delicioso carpaccio de alpaca puso el colofón de oro a este día inolvidable. ¡Buen provecho!



