Con un 100% de humedad relativa, la verdad es que hasta echamos de menos Barcelona y ese frío que cala los huesos hasta hacer inservible cualquier prenda de abrigo. Si a eso sumamos una polución con una concentración sólo equiparable a la provocada por un tubo de escape dentro de un coche, tenemos como resultado una auténtica odisea.
Si fuimos capaces de sobrevivir a estas condiciones atravesando los barrios de Miraflores y San Isidro en dirección al Centro Histórico de Lima, mientras cientos de miles de "colectivos" vociferaban sus destinos y tocaban de forma compulsiva el claxon, entonces estamos preparados para hacer el Camino Inca y Subir al Machu Pichu aguantando la respiración y a la pata coja.
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